No es que no permita ver lo que está afuera, si no que nos deja mirar lo que verdaderamente está adentro, lo que sentimos lo que deseamos y lo que no queremos ver de nosotros mismos. Nos permite estar dentro sin que el exterior influya en nuestras emociones y decisiones. El tenerla implica el asumir nuestras decisiones con amor y responsabilidad. Es como meditar, pero a veces necesitamos de los medios como el vendarnos los ojos para poder ver realmente. Ponte una venda en los ojos de vez en cuando y escucha tu corazón. Sólo así a veces es posible.